LA ECONOMÍA CIRCULAR PARA LA
SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL PROCESAMIENTO AGROINDUSTRIAL DE ALIMENTOS
THE CIRCULAR
ECONOMY FOR FOOD SECURITY AND AGRO-INDUSTRIAL FOOD PROCESSING
Matilde
Anaya Villalpanda * https://orcid.org/0000-0002-6149-2278
Oficina
Nacional de Normalización, La Habana, Cuba
*Autor para dirigir correspondencia: naya@ncnorma.cu
Clasificación JEL: Q17, Q31, Q57
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8241446
Recibido: 20/02/2023
Aceptado: 14/04/2023
Resumen
El aumento
de la demanda de recursos no renovables en el mundo hace que la economía lineal
sea muy discutida, lo que requiere
una transición a
la economía circular (EC) para una
recuperación post-pandémica más sostenible y adaptarnos a un futuro ecológico.
Por ese motivo, el objetivo de este trabajo fue analizar la importancia de la
EC para la seguridad alimentaria y el procesamiento agroindustrial de
alimentos. Se consultó literatura sobre los avances en la transición hacia la
EC, su impacto en el comercio mundial y su relación con la producción de
alimentos. Se concluye que implementar
la EC en el
sector agroalimentario mundial
requiere metas con un enfoque global y el compromiso y la voluntad de diversos actores y la
conciencia de la población.
Palabras clave: agricultura vertical, bioeconomía, ciclo de vida, ecodiseño, innovación
Abstract
The increasing demand for non-renewable resources in the world makes the
linear economy highly contested, which requiring a transition to the circular
economy (CE) for a more sustainable post-pandemic recovery and adapting to a
green future. For this reason, the objective of this work was to analyze the importance
of CE to food safety and agroindustrial food
processing. Literature was consulted on the progress in the transition to CE,
its impact on world trade and its relationship with food production. It was
concluded that implementing CE in the global agri-food sector requires goals
with a global focus and the commitment and will of various actors and the
awareness of the population.
Keywords: vertical farming, bioeconomy, life cycle, ecodesign, innovation
Introducción
Por milenios la economía fue circular, pero la primera
revolución industrial trajo innovación y aumento de la productividad que
incrementó el impacto en el medio ambiente.1 El
mundo está cambiando a un ritmo acelerado y el avance tecnológico aumenta la
demanda de recursos a nivel global.2 En
consecuencia, la economía lineal (EL) tradicional de los últimos dos siglos, se
discute por su dependencia de recursos no renovables y la producción de residuos, dejando lugar a la economía circular
(EC), que es una manera nueva de generar valor económico, ambiental y
socialmente más responsable, resiliente y competitiva. A largo plazo, la EL es insostenible e incompatible
con los recursos limitados y con poca capacidad de adaptación.3
Hay procesos de fabricación modernos
de EL con oportunidades de eficiencia, pero no generan ventaja competitiva o
diferenciación. Por tanto, el resultado de un
análisis en los sectores y productos con el mayor potencial para la EC,
determinan su impacto en general y ofrece un panorama sobre un modelo industrial
que desvincule los ingresos del consumo de materias primas con oportunidad de
ahorro neto en los costos.4
Así es que
se requiere
una transición hacia una EC para
adaptarnos a un futuro ecológico, con medidas en el ciclo de vida de los bienes
y servicios que protejan el medio ambiente, y otorguen derechos nuevos a los
consumidores.5 Se plantea que la EC es vital para alcanzar los
objetivos del Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (17 ODS).2,6,7
Tanto, que con EC
en los sectores acero, cemento, plástico, alimentos y aluminio se espera que para 2050 podría reducirse 40 % de sus emisiones
mundiales.7
Por tanto, la EC es una alternativa al modelo actual de
producción y consumo, para resolver varios retos y con oportunidades de negocio
y crecimiento económico [3; 5]. Para aprovechar esas oportunidades,
debe haber una relación entre los modelos empresariales y los 17 ODS, siendo
fundamental el seguimiento del progreso en la implementación de la EC y en la
cuantificación de sus impactos económicos, ambientales y sociales, con una
fuerte estrategia de comunicación y divulgación para aumentar la concienciación
de la población.8
El
seguimiento debe ser con metas de indicadores como productividad de los recursos (dinero/tonelada) [8],
tasa de uso de material circular (%), residuos alimentarios totales por
habitante (t/año), envases de plástico reciclables puestos en el mercado (%) y
cantidad de empleos nuevos generados2 u otros que se pueden revisar en https://sdgcompass.org/business-indicators/.9
En cuanto
al rol de la población para facilitar el cambio, se plantea que las empresas
deben usar el etiquetado ecológico o ecoetiqueta, como herramienta de mercado
para impulsar la compra verde y circular, que presenta a los consumidores la
información ambiental del producto o del servicio [10]. También se requiere educación y formación, que aumentan la responsabilidad
social y las habilidades para la innovación circular.4
El enfoque
multisectorial de la EC es un desafío para las instituciones a todos los
niveles, siendo lo primero
evitar los residuos, subproductos y desperdicios.3,5,7 La pandemia
de COVID-19 ilustra este
aspecto, al revelar
deficiencias importantes en la vulnerabilidad en las cadenas de valor
mundiales, agotamiento de recursos naturales y exacerbación de desigualdades
sociales.7 Al punto que algunos expertos consideran que la EC lleva
a la recuperación post-pandémica más sostenibl.6
Y un ejemplo puntual es que la pandemia reafirmó la importancia del suministro
continuo de alimentos en envases que garanticen su inocuidad.11
El objetivo
de este artículo de revisión es analizar la importancia de la EC para la
seguridad alimentaria y el procesamiento agroindustrial de alimentos. Para ello
se aborda la conceptualización y contextualización de la economía circular, los
impactos en el comercio internacional, su relación con la bioeconomía, la seguridad
alimentaria y la producción agroindustrial de alimentos, los desafíos y las oportunidades
para la producción mundial de alimentos. Concluye, con el análisis de la
infraestructura de calidad para transitar a la EC en el sector de alimentos.
Conceptos relacionados con la economía circular y su contexto actual
La EC no es un concepto nuevo.
Actualmente es promovido por la UE y varios gobiernos nacionales, incluidos
China, Japón, Reino Unido, Francia, Canadá, los Países Bajos, Suecia y
Finlandia, así como por varias empresas en todo el mundo. Hasta 2018 se
consideró, por resultados de la investigación científica, que el concepto de EC
originado por la comunidad empresarial actualmente popularizado era superficial
y carecía de análisis crítico.12
En sentido general, en la literatura
internacional revisada hasta 2019 por Vence y
Pereira, se entiende por EC como la forma de captar, crear y compartir valor
múltiple con y dentro de circuitos cerrados para lograr un desarrollo
sostenible que impacte en sus dimensiones a partir de la aplicación de tres
principios fundamentales que son preservar los recursos naturales y regenerar
los ecosistemas, optimizar el uso de materiales y productos y minimizar y
gestionar los residuos.13 Para otros EC es “una economía industrial
reparadora o regenerativa por intención y diseño”.4 Para la Unión Europea
(UE), el valor de los productos y los materiales se mantiene por tanto tiempo
como sea posible, se minimiza el uso de recursos y la generación de residuos y
cuando un producto alcanza el fin de su vida útil, se reutiliza para crear más
valor. Esto puede proporcionar beneficios económicos, contribuyendo a la
innovación, el crecimiento y la creación de empleo.9
Mientras que ya para 2022 el Comité
Técnico de la Organización Internacional de Normalización ISO/TC 323 de
Economía Circular propone como definición que la EC es un "sistema
económico que utiliza un enfoque de sistemas para mantener un flujo circular de
recursos, regenerando, reteniendo o agregando valor, mientras contribuye al
desarrollo sostenible".14
Por su parte, la FAO vincula la EC
con la agroecología, que vincula a productores y consumidores, apoya mercados
locales y el desarrollo económico local; promueve soluciones justas basadas en
las necesidades, recursos y capacidades locales, fortaleciendo circuitos cortos
de alimentos para aumentar ingresos económicos con precios justos. Por lo
tanto, rediseñar los sistemas alimentarios basado en la EC puede ayudar a
prevenir y reducir pérdidas y desperdicios de alimentos, por el uso más
eficiente de los recursos.8
La EC se presenta como un modelo de
crecimiento sostenible y positivo, que puede superar el modelo de EL, que sólo
puede ser efectivamente regenerativo y restaurador si la energía de todo el
proceso es “limpia”, proveniente de fuentes renovables y con agua reutilizada
de calidad, basándose en 3 principios5,915:
v Preservar la
naturaleza y regenerar los sistemas naturales promoviendo un uso más eficiente
de los recursos finitos y equilibrando el uso de los recursos renovables;
v Mantener los
productos y las materias primas que circulan en la economía al límite de su
capacidad, aumentando así su utilidad;
v Desarrollar formas de
minimizar el volumen de desechos que se producen y que terminan en los
vertederos evitando los efectos negativos en el ecosistema.
Un ejemplo del principio básico de
la regeneración de la EC puede ser la digestión anaeróbica o el compostaje de
material biológico para retornar nutrientes al suelo, lo que reduce el uso de
fertilizantes artificiales.4
La EC se divide en ciclos biológicos
y ciclos técnicos. Los ciclos biológicos valorizan la materia orgánica en la
cadena alimentaria, ya que una agricultura con EC tiene flujos de residuos
entre diferentes industrias, que se reutilizan o transforman en nuevos
productos. No obstante, se recomienda que las acciones se basen en la pirámide
invertida de priorización y la jerarquía de residuos, dando mayor importancia a
la prevención y reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos, seguido por
reutilización y reciclaje y, por último, la incineración. De esta forma, se
optimiza al máximo el valor del recurso. Por su parte, los ciclos técnicos
promueven la gestión adecuada para permitir el reciclaje. Por ejemplo, los
plásticos para los potreros, y la fabricación de maquinaria que permita
intercambiar sus componentes y repuestos para mantenerlas operativas por mayor
tiempo, facilitar su reparación y modernización para evitar se conviertan en
chatarra.8
Por tanto, es importante diseñar
productos que faciliten separar sus componentes para dirigirlos al ciclo
correcto (biológico o técnico), y elegir materiales no tóxicos a la salud
pública y al medio ambiente que garanticen seguridad y eficiencia en los
procesos. También digitalizar los procesos ayuda a una eficiencia mayor del uso
de recursos.5 Un ejemplo de esto son los diseños innovadores de
envases de alimentos.4
En este sentido, el diseño ecológico
o ecodiseño es una metodología con acciones para la mejora ambiental del
producto o servicio en su ciclo de vida, desde su creación hasta el tratamiento
del residuo.15 Pueden ser mejoras en productos existentes
optimizando el proceso para ahorrar recursos, o en productos nuevos con mejor
eficiencia energética, la reparación, el reciclaje y el envasado mínimo.7
El ecodiseño se ilustra en la agricultura vertical al realizar la actividad
intensiva en el lugar de venta, sin huella ambiental del transporte.5
Sin embargo, se plantea que debe
irse más allá del ecodiseño (elemento ambiental) y pasar al “Diseño para la
Sostenibilidad”, para añadir los elementos económico y social. Este concepto
nuevo aborda cómo satisfacer las necesidades del consumidor en los aspectos
social, ambiental y económico. Es decir, no solo el producto individual sino
también el sistema de bienes y servicios asociados incluye las expectativas sociales,
la distribución equitativa de valor en la cadena de valor y la capacidad de
carga de los ecosistemas.15
Por ello, la EC reemplaza el
concepto de consumidor por el de usuario, con un tipo de contrato nuevo entre
las empresas y sus clientes, basado en la duración del producto. A diferencia
de ‘comprar y-consumir’, los productos duraderos son arrendados, alquilados o
compartidos si es posible. Y si son vendidos, existen incentivos y discentivos o acuerdos para garantizar el retorno y la
posible reutilización del producto o de sus componentes y materiales al final
de uso principal (por los productores o por terceras partes).4
Transición justa hacia la economía
circular
Hasta hace
poco, los debates académicos, los marcos políticos y las iniciativas empresariales
tendentes a promover la EC se centraron principalmente en el contexto europeo y
chino. No obstante, la situación está
cambiando rápidamente a medida que comienzan a realizarse investigaciones
nuevas para evaluar la manera en que se harán las transiciones hacia EC en los
países en vías de desarrollo [7].
Estados
Unidos tiene programas para aceites usados y el reciclado de recipientes para
bebidas.15 En contraposición, en el Pacto Verde Europeo, la UE
adoptó un nuevo Plan de Acción para la EC.5 Entre las cinco áreas prioritarias de ese plan está la
reducción de desperdicio alimentario, el uso de la biomasa y productos con base
biológica10 e incluye disposiciones para reducir aranceles de los
productos que tienen materiales secundarios y bienes re-manufacturados.7
Luego España aprobó su Estrategia Española de Economía Circular (EEEC o “España
Circular 2030”)16 y Alemania prohibió los plásticos de un solo uso.1
Las pequeñas y medianas empresas
(PYME) representan el 99% de las industrias de la UE, pero este bloque regional
se destaca como epicentro de la EC, evidenciando la importancia de la
vinculación de todas las formas de gestión del modelo empresarial de un país
para este objetivo global.1 La legislación europea, sobre todo de Alemania, y de Japón
influyeron en el interés de China por este tema.15 Para profundizar en el tema por país o
ciudad de la EU, puede accederse a https://circulareconomy.europa.eu/platform/.8
En 2019, la EC cobró un fuerte
impulso en América Latina y el Caribe (ALC), al ser una alternativa para un
modelo económico más resiliente e inclusivo en estos países, para reducir la
pobreza, promover el desarrollo humano y fomentar patrones de consumo
sostenibles. Pero en la actualidad, el financiamiento internacional de EC en esta
región está limitado principalmente a las actividades de gestión de residuos y
reciclaje, elementos del nivel más bajo de la jerarquía de valorización
asociada a la EC.7
Como puede apreciarse, la EC se
investiga, legisla y aplica principalmente en países desarrollados, siendo
necesaria para el mundo entero, por lo que se impone una mirada crítica al
tema. En este sentido, aunque es probable que el resultado neto sea positivo
por oportunidades de empleo, se plantea que podrían perjudicarse gran cantidad de
trabajadores, industrias y comunidades. Por tanto, es importante que las
políticas y los programas de EC identifiquen los riesgos sociales y respondan a
estos de manera adecuada.7
Es que la EC representa un cambio
drástico de los sistemas de producción y consumo actuales,10 por lo
se requieren cambios fundamentales en muchas áreas diferentes del sistema
socio-económico vigente.15 Generalmente, en países en vías de
desarrollo, se pierden más oportunidades circulares en la etapa de fabricación
y mientras en países desarrollados, las pérdidas se concentran más al nivel del
consumidor.4
Entonces se entiende por qué el
término y el concepto de “transición justa” está dado por la “triple línea de
fondo” (necesidades económicas, sociales y ambientales) en los países donde
existen las mayores desigualdades, como son los de la región de América Latina
y el Caribe (ALC).7
A principios de 2020, la UE
introdujo el “Mecanismo para una Transición Justa”, en el marco del cambio
climático y la transición hacia las energías limpias, para garantizar
solidaridad y equidad y evitar que las medidas para mitigar el cambio climático
afecten a las poblaciones y los ciudadanos más vulnerables. Este mecanismo se
refiere a procesos políticos que apoyan a regiones, industrias, trabajadores y
comunidades que se vean afectados por las medidas de mitigación ambiental;
reconoce los derechos a los recursos; y ofrece soluciones a los conflictos de
intereses en materia de desarrollo mediante procesos participativos.7
Pero, si, por otro lado, los
Ministerios de medio ambiente son las únicas instituciones que apoyan la
transición hacia la EC, es posible que las PYME y las grandes empresas
estatales o el resto del mundo sigan escépticas con su implementación. Por eso,
un factor clave para el éxito de la EC es el nivel de compromiso a largo plazo
de los dirigentes políticos con la agenda mundial de la sostenibilidad y los 17
ODS.7
Impactos de una economía circular nacional en el comercio internacional
Para lograr el desacople entre el crecimiento
económico y el uso de recursos naturales que promueve la EC, es necesario
substituir materias primas vírgenes por materias primas secundarias. Esto
podría tener importantes implicaciones para el comercio internacional, cuyo
vínculo con la EC ha sido poco explorado.6 Por ejemplo, si China
desarrollara una EC para el acero, podría causar problemas para países como
Brasil que actualmente son proveedores y exportadores de mineral de hierro.7
Otro ejemplo es que la UE exportaba
la mayoría de sus residuos a China, que ofreció precios competitivos para
comprar residuos plásticos, convirtiéndose en el principal importador de la UE.
Los europeos tenían costos de transporte muy bajos al enviar esos residuos al
regreso de los buques con mercancías desde China. Pero en 2018, China prohibió
importar residuos plásticos no industriales y tuvo repercusiones ambientales en
los países de origen y en varios países europeos se evidenció la falta de
capacidad para convertir sus residuos en recursos. Con el Pacto Verde de la UE
pudiera haber resultados similares, ya que este promueve la producción e
importación de productos sostenibles con la información en el etiquetado y el
empoderamiento del consumidor con una posición más responsable de su rol en la
cadena alimentaria.6
También es posible un impacto
negativo para los países menos desarrollados al no contar con tecnologías y
normativas legales como se abordó en el apartado anterior. Como no existen
definiciones consensuadas respecto a la diferencia entre “residuo” y “materia
prima secundaria”, para el flujo comercial, el
bien se valoriza en el país exportador y además comercializa la “materia prima
secundaria” mientras que, el “residuo” se valoriza en el país importador y
además debe controlar la calidad de ambos. Es que en general, los países en
desarrollo solo asumen medidas “defensivas" centradas en la importación;
mientras que los desarrollados regulan o apoyan las actividades para el cambio
a modelos con EC.6
Al respecto, la clasificación del
sistema armonizado para el comercio no diferencia los distintos bienes en la
EC. Por ende, se requiere continuar en la actualización del sistema para
distinguir las posibilidades de valorización que tienen los materiales que se
comercializan. Asimismo, es necesario poder identificar los procesos
productivos circulares y los servicios que fomentan la circularidad (grado de
alineación con los principios de EC). De esta manera, se podría realizar un
análisis completo de los flujos de comercio en la transición hacia el nuevo paradigma
de la EC.6
Por ello, en la Organización Mundial
del Comercio se han revisado medidas para el acceso a mercado y etiquetado
ambiental y en el ISO/TC 323 de Economía Circular diseña guías que faciliten la
implementación de la EC en todas las actividades. Se espera documentos fáciles
de usar con una visión integrada de la EC para implementarla y así evitar la
proliferación de normas nacionales para la generación de barreras al comercio.6
Se evidencia que la EC no puede
abordarse solo a nivel nacional y se requiere un análisis con un enfoque global
para lograr implementarla mundialmente.
Economía circular y la bioeconomía: su
relación con la seguridad alimentaria y la producción agroindustrial de
alimentos
Para garantizar la seguridad
alimentaria, la industria agroalimentaria debe satisfacer la demanda de los
consumidores, garantizando la calidad y la inocuidad de los alimentos y la
nutrición y la salud de las personas, actuando sobre la producción y el consumo
sostenibles [10]. La sostenibilidad para la EC tiene la prioridad en
el sector minero y extractivo, la gestión de residuos y de reciclaje, y la
bioeconomía. La bioeconomía ofrece oportunidades para establecer sistemas
alimentarios y agrícolas sostenibles, y lograr el ODS 2 [10; 7].
Los sectores agrícola y alimentario
conectan de forma directa a la bioeconomía con la EC. Las estrategias de
bioeconomía circular tendentes a fomentar la agricultura sostenible y
regenerativa a nivel nacional e internacional, pueden contribuir a abordar los
problemas a los que se enfrentan los sistemas alimentarios y agrícolas, a
medida que siguen aumentando otros desafíos internacionales, derivados de la
presión demográfica, el cambio climático y la escasez del agua.2-7
Algunos autores plantean que la
bioeconomía no es sostenible por definición,6 pero se entiende como
las actividades económicas para el uso eficiente y sostenible de recursos de
origen biológico para transformarlos en productos y servicios que generan valor.
También cubre el uso de procesos biológicos de industrias sostenibles para
producir y comercializar bioproductos, bioenergía,
alimentos o productos forestales, de la transformación física, química,
bioquímica o biológica de materiales orgánicos no aptos para el consumo animal
o humano, en procesos respetuosos con el medio ambiente y el desarrollo de los
entornos rurales.10
Para la UE, la bioeconomía engloba
los sectores y sistemas basados en recursos biológicos (animales, plantas,
microorganismos, biomasa derivada y residuos orgánicos). Incluye los
ecosistemas terrestres y marinos y los servicios que prestan; los sectores de
producción primaria que usan y producen recursos biológicos (agricultura,
silvicultura, pesca y acuicultura); y los sectores económicos e industriales
que usan recursos y procesos biológicos para producir alimentos, piensos, bioproductos, energía y servicios.7
La EEEC reforzó la Estrategia
Española de Bioeconomía y la Estrategia “Más alimento, menos desperdicio” para
reducir a la mitad la generación residuos de alimentos en la cadena alimentaria
e incrementar la reutilización hasta llegar al 10% de los residuos municipales
generados.16 En las últimas dos décadas, varios países de ALC (como
Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay) han elaborado estrategias
de bioeconomía, que fomentan tanto el sector de alimentos como el desarrollo de
bioproductos y bioenergía.6
Otros
ejemplos de bioeconomía
son intensificar
la agricultura ecológica como en
la empresa
ecuatoriana productora de chocolate ecológico Pacari
y revalorizar los subproductos orgánicos de la agricultura como la empresa inglesa Ananas Anam en Filipinas, que fabrica artículos para la industria de la
moda con fibras textiles no tejidas de desechos de hojas de piña (piñatex) y sus residuos más biodegradables se emplean como
compost o biogás9;
aplicar biotecnología en la producción de alimentos y bebida y el uso de la
biomasa lignocelulósica7; procesar
residuos de alimentos mezclados y desechados por hogares y en hostelería y
vender residuos del grano de la fabricación de cerveza en el Reino Unido [4] y
el uso de subproductos orgánicos de ganadería, silvicultura y negocios
agrícolas, con las experiencias en la UE siguientes5 (Ver Tabla 1):
Tabla 1. Residuos
orgánicos por países y productos obtenidos
País |
Residuo orgánico |
Producto obtenido |
Dinamarca |
Aceite de
café y la harina de café reciclados |
Ingredientes
naturales para cosméticos, nutracéuticos y alimentos funcionales. |
Holanda |
Desecho
agrícola |
moldes
reutilizables en 3D con un biopolímero renovable a partir del desecho
agrícola, agua y el micelio de hongos, usado como un pegamento natural que
une toda la biomasa. Al final de su vida útil, se pueden usar como
fertilizantes, por compostaje. |
Portugal |
Cascarones de
huevos |
Pintura y
papel reemplazando el carbonato de calcio. |
Larvas de
mosca (Hermetia illucens) |
Concentrado
de proteínas, aceite de insectos (para la alimentación animal) y
fertilizantes orgánicos (para la nutrición de las plantas). |
|
Biomasa |
Caldera para
producir vapor y energía eléctrica reduce el uso de combustibles fósiles en
industria cárnica y productos cárnicos. |
|
Residuos de
frutas, hojas y restos vegetales |
Producción de
biogás por digestión anaeróbica y de compost en las plantas hortofrutícolas. |
|
Borra café
molido de restaurantes |
Para plantar Pleurotus ostreatus
(hongo comestible) que luego se consume en los propios restaurantes que
generan el desperdicio |
|
Subproductos
agroindustriales |
Uso en las
dietas de los animales de granja (gallinas ponedoras, corderos y ovejas) como
alternativas a las materias primas convencionales (cereales y oleaginosas). |
|
Semillas de
uva |
Obtención de
aceite orgánico por prensado en frío. |
|
España |
Residuos de
la poda de los viñedos |
Para producir
compost, biopesticidas y fertilizantes orgánicos que contribuyen a la
recuperación de los suelos de otros cultivos y en zonas urbanas y jardines. |
Estiércol de
cerdo |
Fertilizante
orgánico en las tierras en las que crecen los cereales y otras materias
primas que llegan a las fábricas de pienso. |
|
Extractos de
uva |
Caracterizados
químicamente y sensorialmente atractivos, para su incorporación como
condimentos en alimentos y/o platos de cocina con bajo
contenido en sal. |
|
Fibras del
residuo de tallos de plátanos |
Aditivo
natural para componentes plásticos biológicos y
recubrimientos para proteger los plátanos contra la radiación UV y la pulpa
que resulta del proceso de extracción de la fibra se utiliza en el proceso de
fabricación de alimentos para peces. |
Fuente: elaboración propia a partir de5
La economía circular: desafíos y oportunidades para
la producción mundial de alimentos
La productividad agrícola está
creciendo más lentamente que nunca, y la fertilidad del suelo e incluso el
valor nutricional de los alimentos está disminuyendo; parece estar
incrementándose el riesgo de la seguridad y garantía alimentaria con la larga y
“súper optimizada” cadena de suministro global.4 Así es que, durante
los próximos años, el sector agroalimentario enfrentará los desafíos de
aumentar la productividad de manera sostenible, dando respuesta a consumidores
cada vez más exigentes e informados respecto a cómo se producen los alimentos,
e interesados en productos elaborados de forma sostenible.8 En la
actualidad que vivimos la producción y el consumo globalizado de alimentos se
ha ido alejando de manera progresiva de su forma de vinculación directa con la
agricultura y el entorno en el cual operaba, para incorporarse a la compleja
red logística controlado por grandes empresas trasnacionales.10
En este contexto, la EC surge como
una herramienta que puede contribuir de manera sistémica a que este sector
aborde todos los desafíos descritos, con la participación de múltiples actores
para aprovechar la sinergia entre ellos.8 No obstante, surge otro
reto con algunos cultivos obtenidos por agricultura orgánica que reducen el
consumo de energía, pero incrementan la emisión de gases con efecto
invernadero, la acidificación del suelo y la eutrofización de cuerpos de agua, comparados con la agricultura convencional.17
Si bien todos los elementos
mencionados hasta aquí son importantes a la hora de trazar una estrategia para
implementar la EC, las características particulares de cada territorio
(demográficas, económicas, sociales, etc.) y su punto de partida, son desafíos
interesantes para decidir y poner la atención en los elementos donde la mejora
sea mayor y la implementación de dicha estrategia permita maximizar los
resultados esperados.2
Para la región de ALC existen tanto
desafíos como oportunidades con la cooperación internacional para generar
capacidades y transferir tecnologías necesarias para la transición justa a
partir de las acciones de la UE, que reconoce que las cadenas de valor de sus
propias empresas nacen en los países en desarrollo, por lo que su estrategia
“De la granja a la mesa” favorece los alimentos obtenidos con técnicas
ecológicas que suponen mayores exigencias ambientales para los productos
alimentarios exportados desde esta región.6
Lo anterior sugiere que la
transición justa hacia un sistema alimentario circular exige que se apliquen
prácticas y tecnologías que minimicen el consumo de recursos finitos, fomenten
el uso de recursos renovables y eviten la fuga de los recursos naturales.7
Es por ello que muchas empresas de la industria agroalimentaria aprovechan las
oportunidades que les brinda la EC e invierten en mejorar la gestión de los
residuos de envases lo que reduce el impacto medioambiental de los mismos y
promoviendo la venta de productos alimenticios a granel cuando sea posible y la
práctica de llevarse la comida sobrante de los restaurantes para prevenir
pérdidas y desperdicios de alimentos a lo largo de la cadena alimentaria.10
Por ese motivo surgió el proyecto
“Ni Las Migas” que, con una aplicación móvil basada en la geolocalización,
encuentra consumidores para establecimientos que tienen comida en buen estado.
Otro ejemplo del empleo de las TIC (“Industria 4.0”) para la recogida y al
tratamiento de la materia orgánica adecuadamente separada para compost y usarla
como fertilizante, es la moneda social complementaria MOLA (Materia Orgánica
Liberada) del barrio de Hortaleza (Madrid) con la que desde septiembre de 2017
se puede comprar en los comercios de esa comunidad e intercambiar servicios o
bienes de segunda mano con otros miembros.10
La aplicación de las TIC en la
agricultura, conocida como “Agricultura 4.0”, ofrece una oportunidad para la
EC, al aumentar la productividad y el rendimiento y reducir el uso de
fertilizantes químicos. Su uso ha mejorado la agricultura en algunos países al
emplear prácticas de agricultura de precisión con drones y programas
informáticos para monitorear el clima y las cosechas.7
Al respecto, en Uruguay se
desarrollaron dos herramientas: una calculadora de libre acceso que estima el
potencial de valorización de los residuos según el tipo de producto y de
tecnología, entregando inclusive un precio estimado del producto valorizado; y
otra herramienta de geolocalización que permite a los actores visualizar dónde
están ubicados los residuos, facilitando la vinculación y la sinergia entre las
industrias en un territorio. Además, se cuantifica la oferta de nutrientes en
el suelo por localidad.8
Todo lo cual requiere de innovación,
que en tecnología de reciclaje (“Reciclaje 2.0”) está evolucionando rápidamente
y hace posible la producción de bienes de alta calidad con resultados en
sostenibilidad. Por ejemplo, la empresa Starbucks en Alemania que transforma
miles de toneladas de sus restos de comida y de café en productos de uso diario,
utilizando bacterias para generar ácido succínico, que luego puede ser usado en
una gama de productos como detergentes, bioplásticos o medicamentos.15
En Holanda la empresa Better Future Factory con el “Proyecto Plástico Perpetuo”
tiene la primera máquina móvil interactiva de reciclaje en el mundo, con la que
la gente puede convertir sus propios residuos plásticos en un objeto impreso en
3D (comenzó para convertir los vasos de cerveza en impresiones 3D y hoy
garantizan los eventos de sostenibilidad de la empresa cervecera Heineken) y
colaboran con una empresa holandesa tostadora de café, cuyo flujo interno de
residuos del empaquetado de café (residuos de recortes) se transforma en
bandejas con las que sirven las tazas de café.9 También este país se
destaca por el valor de los residuos obtenidos en procesos agroindustriales
para la transformación en productos con valor agregado, como por ejemplo suero
de leche y cáscara de fruta, pulpas y otros.8
Por su parte, la innovación en los
envases con fibras naturales puede contribuir a la EC.11 Por
ejemplo, en Chile el poliestireno expandido del envase que se utiliza en las
industrias vitivinícola, agrícola, alimenticia, entre otras, se reemplaza por
pulpa de cartón y papel reciclados y agua, que obtiene moldeado por aspersión o
por impresión 3D (pulpak).9 Esto dio lugar
a que en julio de 2019 en este país se realizara el “Estudio de Economía
Circular en el Sector Agroalimentario Chileno”, con el objetivo de conocer el
estado del arte de la EC en el sector y sus subsectores vitivinícola, pecuario,
frutícola, hortícola y cerealero.8
La Oficina de Estudios y Políticas
Agrarias, del Ministerio de Agricultura de Chile, propone que para desarrollar
un “Programa de EC para el sector agroalimentario”, se debe vincular a los
actores claves, definir una gobernanza y las áreas de trabajo: técnica, de
concientización y conocimiento en EC y de ámbito regulatorio. Todas estas áreas
de trabajo deberán enmarcarse en ciertos focos de acción, los cuales se
recomienda que, en un principio, no sean más de dos, de acuerdo a la
experiencia internacional. Así mismo, los actores que logren vincularse deberán
definir el financiamiento para llevar a cabo el programa, el cual podría estar
compuesto de fondos privados, públicos, nacionales y/o internacionales.8
Con el análisis realizado a la
literatura consultada entre los que se encuentran los programas y las políticas
de apoyo diseñados en 12 países (Portugal, Finlandia, Francia, Holanda,
Escocia, Alemania, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Canadá, China y Nueva
Zelanda),8 se evidencia que la transición hacia una EC en el sector
agroalimentario debe ser un proceso gradual, y requiere sobre todo el
compromiso y la voluntad de los diferentes actores para construir una agenda
común, que tenga una mirada integral, sistémica y colaborativa en línea con los
tres principios de la EC para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible.
Los
elementos que conforman la infraestructura de la calidad (IC), como la
normalización, metrología, acreditación y evaluación de la conformidad
(ensayos, inspección y certificación) son indispensables para contribuir a este
fin.14
La infraestructura de calidad para
transitar a la EC en el sector de alimentos
La información actualizada sobre la normalización
para la EC en el sector agroindustrial,18 evidenció que la EC no se
aplica por igual dentro del mismo por falta de documentos normativos, como legislaciones, regulaciones y políticas públicas y de normas
técnicas específicas sobre esta temática, que son una barrera para implementar
soluciones innovadoras para transitar hacia la EC en las cadenas de valor
alimentarias lo que además dificulta
la integración de sus actores.19y20 El avance en este sentido, sobre
todo en la dimensión social de la EC, que resulta insuficiente para lograr que las
cadenas de valor alimentarias sean más eficientes y sostenibles, así como la
necesidad de la evaluación de la conformidad de las organizaciones por terceras
partes. La normalización es
imprescindible para lograr la circularidad desde el nivel local, lo que
requiere de la gestión del conocimiento.18
Los resultados de un estudio sobre la implementación de EC en las
organizaciones, indicaron que, aunque no todas son conscientes de que aplican
los principios de EC, necesitan aumentar sus esfuerzos para vincular mejor la
teoría con su práctica. Se concluyó que esta brecha puede reducirse al
implementar la EC de una manera más holística, fuera de las organizaciones, con
mejor colaboración con las partes interesadas.19
Es por
ello, que se ha hecho un llamado a replantearse el rol de la academia y a la
investigación científica, para contribuir con aportes sustanciales a las
políticas públicas del Gobierno para la EC.20,21 Así es que el tipo de investigación
necesaria, para ayudar a los profesionales a adoptar la EC, necesita cambiar
masivamente los enfoques de las regulaciones y las instituciones, cambios
culturales y de comportamiento, e innovación organizacional, de procesos y de
productos para que tenga un impacto práctico en los negocios.13,22
Para el cambio en los procesos y sistemas de producción, que a su vez demandan
cambios en la planificación y el diseño de nuevas estructuras, procesos e instalaciones,
debe aplicarse EC en la gestión de la calidad desde el diseño de los proyectos,
teniendo en cuenta incluso, los costos de prevención como parte de sus costos
asociados a la calidad.23,24
En ese
sentido, el análisis
de 160 artículos sobre EC, reveló críticas a la investigación sobre el tema
porque: faltan investigaciones sobre EC; gran
parte de ellas tienen tamaño de muestra pequeña; la mayoría
se centra en industrias de fabricación; hay un sesgo significativo
en la literatura hacia las economías más desarrolladas y la literatura
que existe carece de consejos prácticos.22
En cuanto a la metrología, se espera que más industrias desarrollarán
flujos circulares de materiales en un futuro cercano, provocada por beneficios
económicos o medidas regulatorias. Por tanto, los institutos de metrología de
todo el mundo necesitan comprometerse con las partes interesadas clave y
desarrollar nuevas capacidades para atender sus necesidades. Las soluciones
metrológicas van desde métodos analíticos avanzados hasta desarrollar
materiales de referencia certificados, dependiendo del compuesto que se vaya a
determinar y de la matriz en que se vaya a analizar.25
De acuerdo con lo anterior, la transición hacia la EC supone un cambio disruptivo en las
organizaciones y las personas que la integran, cuyo potencial innovador es
fundamental. Se realizó una búsqueda de artículos científico de
análisis bibliométrico sobre el tema y la consulta de otras fuentes de
información en los últimos cinco años (2018 al 2022), a los que se aplicó criterios de selección con las
categorías, impacto
social, legislación, regulación y normalización. Con los 46 artículos seleccionados, se evidenció que no hay suficiente
conocimiento en todos los eslabones de la cadena alimentaria respecto a la
innovación para la EC, el rol del capital intelectual en el logro de la
transición necesaria hacia nuevos modelos de negocio, la importancia de la
normalización en esta materia, siendo menos divulgadas la innovación en los
sectores de las etapas comercialización y consumo y la dimensión social de la
EC es la menos abordado desde el punto de vista científico.26
Se
plantea que la dinámica de la innovación para cada modelo agrícola requerirá
del desarrollo de enfoques socioecológicos27 y que la sostenibilidad
de la EC dependerá de aceptabilidad de la sociedad y la utilización técnica
resultante de la innovación, siendo la barrera cultural
el motivo principal para la falta de interés y de conciencia de los
consumidores.21 En estos ámbitos se refuerza la necesidad del
uso de la prospectiva estratégica,28 el
análisis económico financiero, la innovación29 y el control
de gestión, soportadas
en un sistema
de indicadores para la elevación
de la competitividad en
sectores como el
de los alimentos,30 que desde su
concepción tenga en cuenta la EC.
Conclusiones
La economía
circular es una alternativa factible
para la producción sostenible de alimentos, pero la transición para su implementación a nivel mundial
debe ser un proceso gradual y con metas concretas para contribuir a la
seguridad alimentaria según el grado de desarrollo de los países.
Las
estrategias nacionales para su implantación requieren del compromiso y la
voluntad de diversos actores de todas las formas de gestión y la
concientización de la población para que no se convierta en un obstáculo
técnico al comercio internacional.
La
transición hacia la EC supone un cambio disruptivo en las organizaciones y las
personas que la integran, cuyo potencial innovador es
fundamental, siendo la barrera cultural el motivo principal para la falta de
interés y de conciencia de los consumidores, para lo cual la academia y la
investigación científica, deberán tener un papel más protagónico de conjunto
con las políticas públicas del Gobierno.
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Conflicto de intereses
La autora declara no presentar
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